Hubiera sido tuyo, solo tuyo,
conque me dieras de amor una mirada;
hubiera sido tuyo y solo tuyo,
conque cayera de tus ojos,
en mis manos vacías, una lágrima.
Te hubiera dado un mundo de ternuras,
conque a mis ansias le hubiera
respondido el eco de tus ansias.
Me hubieras hecho luz y carne viva,
conque a mis sombras les cedieras
un leve rescoldo de tu llama.
Hubiera sido prado, y aún bosque ubérrimo,
conque a mi yermo lo regara
una sola gota de tus aguas.
Y hubieras redimido mis miserias
conque por mí rezaras una sola plegaria.
© Manuel Antonio Alvarez Hernández.