Vinieron lentas, muy lentas.
Se fueron raudas, veloces.
Las trajo alegre alborada
y se la llevó la noche.
Campos de matices varios
que arrasan los aquilones;
un soñar que no se sueña
que es un redoblado goce,
y un despertar en que ansiamos
que el sueño de nuevo torne.
Vinieron lentas, muy lentas.
Se fueron raudas, veloces.
Que así vienen y nos dejan
las volubles ilusiones.
© Manuel Antonio Alvarez Hernández.